miércoles, 24 de febrero de 2016

Crítica Macbeth - Justin Kurzel -

- ¡ARRIBA EL TELÓN!  -


Y es que no se puede empezar de ninguna otra manera esta crítica. Universalmente aceptada como una de las grandes tragedias de William Shakespeare, Macbeth ha sido objeto de escasas pero aplaudidas versiones cinematográficas, como las dirigidas por Orson Welles, Akira Kurosawa o Roman Polanski. Justin Kurzel no se ha quedado atrás y ha sabido adaptar con gran atino este "pseudo-blockbuster" a la gran pantalla.

¿Por dónde empezar? La película tiene un implacable perfeccionismo. La belleza y contundencia del texto es una joya, cargado de una profundidad psicológica en cada palabra que cada segundo es un regalo para los oidos. La película guarda una honestidad ante el texto original de Shakespeare que para algunos puede llegar a resultar pesada de interiorizar pero que particularmente, en ese detalle , reside su belleza. La narración es desgarrada e intensa, con un peso dramático y un trasfondo fílmico con elementos suficientes para resonar en la audiencia con el paso de los años.

El reparto e interpretación es sobresaliente. Fassbender y Cotillard nos regalan  una exhibición de belleza corporal y dotes interpretativas que no veía desde hacía mucho tiempo. Todo esto se ve reforzado por su forma visual, que intensifica de forma mayúscula la sensación de opresión y el aspecto psicológico de Macbeth en su camino a la locura. La habilidad del director para jugar con los colores está también latente. El color rojo con ciertos matices ocres ofrecen ese carácter simbólico al paisaje de bestialidad que nuestro protagonista, cegado por sus ansias de poder y hastiado por un destino tormentoso, es incapaz de ver.

La escenificación roza lo divino. Cada brizna de viento que agita la hierba parece estar colocada a conciencia. Las montañas, los ríos, la nieve...Detalles que congelan el corazón del espectador por un instante para dejarle respirar un poco entre fotograma y fotograma.

Y es que la película nos conduce verdaderamente a la locura. Al éxtasis visual, auditivo y mental. A llegar a emocionarte acompañando a Macbeth en su caída a los infiernos. Y es que ya lo dice nuestro protagonista: "La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no tiene ningún sentido". En esta ocasión, debo darte las gracias Justin Kurzerl, Michael Fassbender y Marion Cotillar por darle sentido. Por tanto ruido y tanta furia.

¿Qué más decirles? Creo que sobran las palabras. En esta ocasión dejaremos que hable el cine, porque estamos ante una película digna de ser teatro. Nada de luz cámaras y acción. En esta ocasión nos atrevemos a decir: ¡Arriba el telón! (y mucha mierda)

Nos seguimos leyendo.

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